MODELOS, ESTRUCTURAS, FORMAS. ESPAÑA 1957-1979
Fecha: Del 22 de Septiembre al 27 de Noviembre
Lugar: Centro Andaluz de Arte Contemporáneo

OBRAS DE:
José Luis Alexanco · Elena Asins · Manuel Barbadillo · Gerardo Delgado · Equipo 57 · Tomás García Asensio · Julián Gil · José Luis Gómez Perales · José María Iglesias · Lugan · Jorge Oteiza · Pablo Palazuelo · Julio Plaza · José Miguel Prada Poole · Manolo Quejido · Eusebio Sempere · Soledad Sevilla · José María Yturralde

Hay artistas que prefieren dejar en suspenso la espontaneidad de la expresión para examinar con mayor libertad el alcance de la forma y meditar sobre las posibilidades de su propio lenguaje. Estas concepciones del arte no son nuevas. Se remontan a los años que separan a las dos Guerras Mundiales. En ellos, Mondrian y van Doesburg en Holanda, los constructivistas en Rusia, Le Corbusier y los llamados puristas en Francia, y artistas de diversa nacionalidad agrupados en la alemana Bauhaus generaron formas artísticas rigurosas, que influyeron en la arquitectura, la planificación urbanística, el diseño y la comunicación, y mostraron además posibilidades del lenguaje, entonces nuevas, que hoy integran nuestra sensibilidad.

Fueron iniciativas estéticas que anteponían la razón a la emoción -como antídoto contra la desmesura de la guerra-, que propugnaban la incorporación del arte a la vida -mediante el diseño o la arquitectura- y buscaban formas artísticas que estuvieran a la altura del rango intelectual que había alcanzado la ciencia y, en general, el pensamiento, en una sociedad que se pretendía racional.

Estas iniciativas resurgieron después de la II Guerra Mundial en Europa y Latinoamérica: desde la Escuela de Ulm, que continúa el trabajo de la Bauhaus hasta el arte concreto brasileño y argentino, desde la indagación óptica de Vasarely hasta la reflexión sobre el espacio de Fontana o la de Tinguely sobre el movimiento. El avance de la tecnología cibernética fue decisivo en la evolución de esta dirección artística, abriendo nuevas vías de reflexión e investigación.

En España, desde los años cincuenta, se registran también iniciativas de este estilo. Baste recordar el rigor formal y la coherencia de las obras de Pablo Palazuelo o de Jorge Oteiza -que define su trabajo como propósito experimental-, los pacientes análisis de Eusebio Sempere sobre la eficacia perceptiva de la línea y el color y, en los últimos años de la década, la investigación sobre la interactividad del espacio de Equipo 57. A estos trabajos se añadirá más tarde la indagación de José Luis Gómez Perales, José María Iglesias y Julián Gil sobre construcciones geométricas tradicionales, tales como la sección áurea, o los llamados rectángulos dinámicos.

Mediados los años sesenta, otros artistas confluyen en estas formas de arte partiendo de ámbitos diversos, tales como la pintura modular o constructiva, la poesía fonética, la música serial o el análisis científico de la percepción. Muchos podrán contar, al fin de la década, con el auxilio de las primeras computadoras llegadas a España, especialmente con las que instaló el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid. Sus obras conocerán un especial desarrollo en la década siguiente.

Pero estas formas de arte no alcanzaron en España gran fortuna. Por ejemplo, Palazuelo, que celebró su primera exposición individual en París en 1955, no tendría esa oportunidad en España hasta 1973; y sólo en 1993 se realizó una retrospectiva de la obra del Equipo 57. Además se sigue considerando a estos autores como casos aislados, sin que se ponga de manifiesto qué vínculos hay entre ellos, cómo influyeron en el arte y la cultura del país, o qué peso tuvieron sus premisas teóricas y realizaciones prácticas en las generaciones más jóvenes. Modelos, estructuras y formas. España 1957-1979 pretende sugerir la importancia de estas preguntas y aspira a establecer condiciones para responderlas.

Es cierto que hay notables diferencias entre las concepciones artísticas de los autores que componen la muestra. Pero más allá de esa heterogeneidad, comparten características que son las que dominaron en el marco internacional del arte objetivo o concreto y que mantienen su influencia en el arte de hoy.

Hay unas referencias comunes en sus obras: Mondrian, los constructivistas rusos y Paul Klee, la experimentación con el color de Kandinsky y de Albers, los espacios de luz de Moholy-Nagy o el arte analítico de Max Bill. También comparten una atención por el análisis y la experimentación: Sempere explora en sus Cartulinas de los años cincuenta aspectos de la percepción visual; Manuel Barbadillo, los ritmos que pueden generarse a partir de formas modulares muy sencillas; Julio Plaza las relaciones entre profundidad y espacio; Oteiza introduce cambios en algunos de sus hallazgos geométricos tras estudiarlos en modelos que construye con hojalata o tiza; el grupo llamado Antes del arte (en el que participaron, entre otros, Sempere, Soledad Sevilla e o José María Yturralde) indaga a través de la psicología perceptiva la coherencia o el atractivo de ciertas formas visuales.

Una tercera característica es el talante estructural. Estos autores suelen utilizar elementos muy sencillos que combinan de acuerdo a reglas previamente fijadas. El caso más claro es el de Barbadillo con su pequeño módulo y las reglas que definen las posiciones autorizadas del mismo. Todo esto muestra la relación de estos autores con las matemáticas cualitativas y las gramáticas generativas. Las Secuencias de Manuel Quejido, las Estructuras de Elena Asins o los análisis de Gerardo Delgado de los alicatados hispanomusulmanes no son imaginables sin tales procedimientos que, más tarde y mediante la computadora, generan, por ejemplo, el estudio de los patios manieristas españoles por Gómez de Liaño y Guillermo Searle.

Estos creadores también modificaron notablemente el concepto de autoría en las artes. A la idea de artista como individuo-genio oponen la elaboración del colectivo que reflexiona y discute (por ejemplo, Equipo 57). A su vez, plantean la necesidad de dejar de concebir el arte como una singularidad que se impone sin más al público. El autor explica su obra con textos adecuados e invita al público a intervenir en ella. Así, el espectador puede alterar la secuencia de las esculturas de José Luis Alexanco o el curso de su película Movimiento interminable.

A todo ello se añade un interés especial por la integración de distintas disciplinas estéticas (Alexanco y Luis de Pablo promovieron los míticos Encuentros de Pamplona, en los que se mezclaron poesía, música, artes plásticas, cine, arquitectura...) y por las relaciones entre arte y técnica.

Estas notas comunes y cuanto de ellas se deriva justifican por sí mismas la atención al trabajo de estos artistas como objeto de consideración y estudio específico. Probablemente tengan algo que decir a ciertas iniciativas actuales, como el arte conceptual, el video-arte y el arte por ordenador. Pero quizá su mejor contribución a nuestra siempre escasa modernidad sea la impronta racional de sus trabajos y su capacidad para relacionar ámbitos muy diversos del arte y de la vida.

Eusebio Sempere: "Relieve luminoso: ciudad", 1958

Manolo Quejido: "Tudú (poema visual desplegable)", 1967

Julián Gil: "Caja de imprenta", 1967

Tomás García Asensio: "Cuadro óptico", 1968

José María Iglesias: "Elucidación en cada esquina", 1972

Jorge Oteiza: "Cuboide descompuesto para obtener la matriz Malévitch", 1973

Pablo Palazuelo: "Proyecto para un monumento", 1977

José María Yturralde: "Estructura en vuelo", 1978