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MANUEL
BARBADILLO. |
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Fecha: 21 de abril
- 8 de octubre de 2023 |
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Barbadillo (Cazalla de la Sierra, Sevilla, 1929 – Málaga, 2003), es un pintor que vio lo que pensó, y se dio cuenta de que su trabajo no era una obra, sino una plantación, un bosque tan denso y complejo en su ordenado desorden que uno debería perderse un poco en él, incluso quedarse a vivir. Esta exposición muestra una trayectoria artística instalada en la historia reciente del arte contemporáneo español como pionera en el uso de la computadora, pero es mucho más, una verdadera indagación sobre el fundamento esencial del arte ligado a la ciencia y a las creencias religiosas ancestrales, cuando sabiduría y magia estaban unidas en el rito. Su investigación personal tiene conexiones con las abstracciones geométricas que trataban de superar la visión subjetiva y personalista del informalismo; abstracciones que se llamaron normativas por su insistencia en el uso de la razón y la medida, y que trataban de orientar sus propuestas incluso hacia la vida cotidiana, casi como un último intento de modelar un proyecto de sociedad utópica. Su estancia en Marruecos a finales de los 50, la cercanía que presentía a la pureza de un origen anterior al arte y la cultura en la arquitectura popular y en la música tradicional, por un lado, y el descubrimiento de la cibernética (lo que hoy se denomina inteligencia artificial), la disciplina que se ocupa de la organización y transmisión de la información en las nuevas máquinas y en los organismos vivos, por otro, marcarán su obra posterior. En su etapa norteamericana, las impresiones recibidas en Marruecos se tratan de plasmar en una obra informalista matérica que, a su vuelta a España en 1963, se le revela insatisfactoria y que deriva en la organización geométrica de las formas que aísla de la materia informal. Rechazando la materia llega a unos primeros intentos geométricos en los que también rechaza el color para así concentrarse en la razón, el orden y el ritmo. Entonces se produce el hallazgo de una forma simple, de naturaleza binaria pero complementaria, que utilizará en toda su obra de madurez: el módulo. El módulo es donde el espíritu se reúne con las vísceras, cuerpo y alma en una corriente de energía que se renueva a cada instante sin dejar de ser la misma siempre. La geometría, el número revelado de los pitagóricos, cargado de razón y misticismo, inspira la obra en la que el ordenador es sólo una herramienta que ofrece los resultados de toda la combinatoria a la que somete al módulo; pero es el artista, su intuición, la razón poética que diría María Zambrano, la que elige la configuración definitiva que se lleva al cuadro, aquella en la que reposa la idea de un orden ancestral y futuro a la vez. Las diversas etapas de su fecunda trayectoria estarán marcadas por la aparición de nuevos módulos y el modo en el que combinan e interaccionan unos con otros.
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